Detrás de esta expresión tan habitual se esconde cierta incongruencia lingüística. Podríamos preguntarnos en qué momento el mono pasó de ser considerado un animal feo y cubierto de pelo a convertirse en el máximo exponente de la belleza. Según parece el dogma según el cual el hombre proviene del mono no es tan cierto como pensábamos, ambos serían parientes evolucionados de un antepasado común. En cualquier caso no parece fácil explicar por qué en el español moderno (y no tan moderno) acudimos al primo peludo para expresar la idea de algo bello. Lo cierto es que el apelativo sirve lo mismo para objetos como para animales o incluso personas. Es lo que se conoce técnicamente como polisemia incongruente.
Según la RAE: mono,na 1. adj. coloq. Dicho de una persona: De aspecto agradable por cierto atractivo físico, o por su gracia, o por su arreglo y cuidado.
Son varias las teorías que tratan de explicar esta aparente contradicción. Hay quienes defienden que su significado ha evolucionado a mejor debido a sus características de simpatía y sociabilidad. Incluso en Europa se puso de moda durante un tiempo que las damas nobles llevaran titis a los eventos sociales en los que participaban. Así pues, la palabra adquiere una connotación positiva que se va extendiendo debido a lo que en psicología se conoce como efecto halo y en lingüística contagio semántico. Por otra parte, se abre paso la teoría según la cual la evolución fue fonética y no semántica, de tal modo que bonito se convirtió en monito, que a su vez se reinterpretó como diminutivo de mono.
Sea como fuere, la acepción llegó para quedarse y su uso está muy extendido en el mundo de la moda. Por cierto, no deja de ser paradójico que el mismo término defina a una prenda de absoluta tendencia (6. m. Prenda de vestir de una sola pieza que consta de cuerpo y pantalón).
Otras expresiones propias de nuestro “mundillo” son más coherentes desde el punto de vista semántico. Algunas de las más utilizadas son “ideal” (4. Adj. Excelente, perfecto en su línea) y “divino” (3. Adj. Muy excelente, extraordinariamente primoroso). Quedarían aún muchas rarezas de nuestro lenguaje, como cuco (ese ave que pone los huevos en nido ajeno también se ha convertido en sinónimo de bonito), o nuestros potxolo y potxolada. Sin embargo, en esta particular selva el rey sigue vistiendo kimono.